Composición de los cartuchos y las municiones. Un cartucho de munición está compuesto por los siguientes elementos: Casquillo: Es el contenedor que alberga los demás componentes del cartucho. Está hecho de metal, generalmente latón o acero. Se clasifican según su forma, tamaño, material y uso. A continuación, se presentan los tipos más comunes: 1. Casquillos de pistola: - Casquillo recto (9x19 Parabellum, .40 S&W) - Casquillo cónico ( .45 ACP, .38 Special) 2. Casquillos de rifle: - Casquillo bottleneck (7,62x51 NATO, .30-06 Springfield) - Casquillo recto ( .223 Remington, .308 Winchester) 3. Casquillos de escopeta: - Casquillo de cartucho (12 gauge, 20 gauge) 4. Casquillos de rifle de precisión: - Casquillo magnum ( .300 Winchester Magnum, .338 Lapua Magnum) 5. Casquillos especiales: - Casquillo subsonico (para armas silenciadas) - Casquillo trazador (con carg...
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Los cartuchos- Historia, evolucion y tipos.
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Un poco de historia
Hubo una vez una gran confusión y controversia acerca de la invención de las armas de fuego, pero
ahora es generalmente aceptado que se originaron en China. No hay una sola evidencia de armas de
fuego en Europa antes del siglo XIV, pero arqueólogos han encontrado un arma en Manchuria que
data del siglo XIII, y un historiador ha identificado una escultura en Sichuan que data del siglo XII y
que aparentemente representa la figura de un arma de fuego. Dado que toda la evidencia apunta a
que se originaron en China, lo más correcto es concluir que de hecho este fue el caso.
Los europeos ciertamente tuvieron armas de fuego en la primera mitad del siglo XIV, los árabes
obtuvieron armas de fuego en el siglo XIV también; y los turcos, iraníes e indios las adquirieron en el
siglo XV, en cada caso directa o indirectamente de los europeos. Los coreanos adoptaron armas de
fuego de los chinos en el siglo XIV, los japoneses las adquirieron de los portugueses en el siglo XVI.
Algunos autores dicen que el primer relato documentado de artillería impulsada por pólvora que se
haya empleado en el campo de batalla es del 28 de enero de 1132, cuando
el general Han Shizhongde la Dinastía Song usó escaladas y huochongs
(término chino para los cañones de mano) para capturar una ciudad de
Fujian.
En el año 1231 en la batalla de Kuang Fen los chinos utilizaron la pólvora
como elemento propulsante de sus "flechas voladoras".
En algún momento alrededor del año 1249, los chinos de la Dinastía Song comenzaron a colocar la
pólvora primitiva en medio de gruesos trozos de bambú para utilizarlos como armas de fuego,
disparando bolitas de arcilla como con una escopeta.
La primera mención expresa acerca de la composición de la pólvora en Europa apareció en 1216 en
Oxford, dentro la obra de Roger Bacon De Nullitate Magiæ. Luego, en su Opus Maior de 1248,
describe una fórmula de uso militar.
El autor inglés describió los petardos, que «se utilizaban en ciertas partes del mundo». La mezcla que
presenta Bacon se asemeja a la supuesta composición china de consumo lento, utilizada en las
flechas de fuego y los cohetes, pero probablemente no funcionase tan bien como pólvora para los
cañones (el contenido de sal de nitro es demasiado bajo).
En 1250, la Konungs skuggsjá noruega, en
su capítulo sobre el ejército, mencionó el empleo de «carbón y azufre» como la mejor arma para el
combate entre navíos.
Es probable que en esta época se utilizaran armas de mano, ya que en 1281 los scopettieri
("portadores de armas") italianos son mencionados junto con los ballesteros.
Existen referencias más fidedignas en dos
manuscritos de Walter de Millemette, capellán
de Eduardo III de Inglaterra que se remontan
a 1326 y que describen lo que actualmente se
consideran los modelos más antiguos de
armas de fuego.
Existen referencias más fidedignas en dos
manuscritos de Walter de Millemette, capellán
de Eduardo III de Inglaterra que se remontan
a 1326 y que describen lo que actualmente se
consideran los modelos más antiguos de
armas de fuego.
La Bombardilla de Löshult es considerada actualmente
como el arma portátil más antigua (data del año 1350, con
un peso aproximado de nueve kilogramos). Recuerda de
un modo notable las bombardas ilustradas en los
manuscritos de Walter de Millemette.
Estas armas se cargaban introduciendo la pólvora por la boca del cañón, un taco y el proyectil (o
proyectiles). Con toda probabilidad, el método de ignición para estas armas era el botafuego, es decir,
una varilla con un trozo de yesca o mecha encendida asegurada a uno de sus extremos.
Trueno de mano de Mörkö, Circa 1390
Trueno de mano de Frankenburg, Circa 1460
El gancho o prominencia inferior que presentan algunas de estas piezas portátiles servía para apoyar
el arma contra un muro, parapeto o la regala en las bordas de los barcos. En el momento del disparo,
buena parte del retroceso se amortiguaba con este saliente.
En Alemania, las armas provistas de este tipo de ganchos se llamaban "Haken-büchse" (arma con
gancho), de cuya voz derivaron más tarde los términos "hackbut" en inglés, "arquebuse" en francés y,
siguiendo la misma linea, "archibugio" en italiano. El gancho inferior de estas armas portátiles,
especialmente en las armas de muralla, se mantendrá durante todo el siglo XVI.
Manejo
Las primeras armas de fuego portátiles podían usarse de dos maneras distintas:
1. Como una rudimentaria bazooka con la cureña apoyada sobre el hombro y una mano sosteniendo
el arma mientras la otra mano sostenía una brasa para encender el fogón del arma en el momento
indicado.
2. Con una técnica de tiro en la que una mano apuntaba el arma mientras que el peso de la misma se
aguantaba apretando la cureña bajo las axilas.
Con la ballesta como base, se evoluciona en el diseño ergonómico de la cureña de las armas de
fuego portátiles, así podía manejarse con la cureña apoyada en el hombro del tirador, sujeta por la
mano izquierda, y con la mano derecha preparada para acercar la brasa al fogón.
Las cruzadas contra los husitas implicaron las acciones militares contra los partidarios de Jan Hus en
Bohemia durante el período comprendido entre 1420 hasta casi 1434. Estos fueron los primeros
combates en Europa en los que las armas portátiles de fuego tuvieron una contribución decisiva.
El arcabuz
En el siglo XV surge el arcabuz, un arma larga de fuego de avancarga, antecesor del mosquete. Su
uso estuvo extendido en la infantería europea hasta el siglo XVII. A pesar de su longitud, el disparo
era de corto alcance (apenas unos 50 metros efectivos), pero letal, en esa distancia podía perforar
armaduras. Era fácil de manejar y desplazó rápidamente el uso de la ballesta, que desapareció a
mediados del siglo XVI. Si se comparan sus prestaciones en combate con los arcos y ballestas, era
imprecisa y de menor alcance, pero más poderosa, intimidadora y requería mucho menos destreza
para manejarla con eficacia. Aunque el uso del arcabuz estaba difundido antes de la invención del
mosquete (su evolución), fue contemporáneo y rival en uso de esa segunda arma, la cual le desplazó
lentamente, despareciendo casi completamente en el siglo XVIII.
Arcabucero con su característica mecha encendida en la mano.
Se diferencia del cañón de mano principalmente por incorporar algún mecanismo o “llave” de iniciado de la pólvora, además de algún grado de sofisticación en forma y tamaño para hacerla más
manejable, o “ergonómica” como se dirá siglos después. De hecho, es a veces muy difícil definir si un
arma antigua de esta época que se encuentre en algún sitio arqueológico es un cañón de mano del
último período en torno a 1520 con llave de mecha, o un arcabuz primitivo de esa misma época.
El cañón y el cuerpo.
El arcabuz estaba formado por un cañón de hierro de una longitud de unos 93,92 cm. y un calibre
variable, entre los 15 a los 20 mm., montado sobre un madero de aproximadamente 1 m. de longitud
que normalmente era de cerezo o nogal (se prefería la primera, pues el nogal era más pesado). La
culata (en el siglo XVI se denominaba "mocho") solía ser recta, no curva, pues era mejor en el uso
para los soldados. El cañón tenía en su parte posterior un orificio por el que se aplicaba en el
momento del disparo la mecha encendida. En total, el arcabuz llegaba a pesar de entre unos 4 kg y 5
kg.
Mecanismo.
El más corriente fue el de mecha, más usado en el siglo XVI y de pedernal aparecido a mediados del
siglo XVII.
El mecanismo de mecha consistía en colocar una mecha encendida en un trozo de hierro a modo de
palanca, llamada serpentín que, accionada por el gatillo, se introducía en el oído (donde se
encontraba la cazoleta, llena de pólvora), donde se producía la deflagración, disparando la bala.
A mediados del siglo XVI se introduce en los arcabuces la cubre cazoleta, una tapa que cubría en las marchas o días lluviosos la cazoleta, pues si la pólvora se mojaba, no se produciría el encendido.
También en el siglo XVI apareció el mecanismo de llave de rueda, mucho más sofisticado que la antigua llave de serpentín, y que es similar a como funcionan las ruedas de encendido de los encendedores de bolsillo modernos.
Actuaba usando los principios de hacer fuego usando el pedernal y el eslabón, adecuándolos a un
mecanismo para un arma de fuego.
Se insertaba una palanca en el eje de una rueda para girarla contra un resorte. Luego al disparar, la
rueda giraba de vuelta a gran velocidad rozando una piedra de pedernal sujeta por las mordazas de
la palanca articulada que ahora en adelante pasaría a llamarse “gato” y generando de esta forma
chispas que encendían la pólvora de la cazoleta.
El mecanismo era muy sofisticado y requería de mucho tiempo y destreza para que un artesano
pudiese fabricar uno de ellos. En esa época, tan sólo los mecanismos de los primeros relojes de
péndulo eran más finos y precisos que estas piezas. De más está decir que además eran
horriblemente caros.
La llave de rueda, también llamada de rosa o de fuego, consistía en una rueda dentada, que al girar
rápidamente contra una piedra blanda, piedra de fuego o piritas le hacía despedir chispas.
Podemos ver la palanca que se usaba para girar la
rueda.
El mecanismo de pedernal
El mecanismo de pedernal no se introduce en
el arcabuz hasta, más o menos, 1670. Para
entonces, el arcabuz no era un arma de fuego
de infantería, pues el arcabuz había sido
sustituido por el mosquete, sino de caballería.
El mecanismo de pedernal era más caro,
aunque más seguro y eficaz para el soldado.
La llave de pedernal consistía en introducir
una piedra de pedernal que funcionaba como
mecha. Se introducía en la cazoleta y se
producía la explosión pues se producía
chispa. El mecanismo era parecido al
mecanismo de la mecha pero se sustituía la mecha por la piedra de pedernal. Al apretar el disparador, un pedernal choca contra un metal lo que provoca una chispa que enciende
la pólvora de la cazoleta que a su vez, a través de un fino agujero (oído), enciende a la pólvora
depositada en el cañón y la presión de los gases que produce impulsa la bala.
Munición.
La munición del arcabuz consistía en la pólvora y la pelota, la bala propiamente dicha. La bala, de
forma esférica, estaba hecha de plomo y solía pesar unos 10 gramos aproximadamente. Las balas
debían estar hechas de tal manera que entrasen holgadamente en el cañón del arcabuz. El que
existiera una distancia entre la pared del cuerpo y la bala (espacio llamado “viento” o “huelgo”)
ayudaba a que los gases que se producían en la explosión para expulsar la bala no obstaculizasen y
frenasen el disparo, ralentizando a la bala. La bala era introducida por el cañón, como arma de
avancarga (por la boca del arma, o como los americanos llaman “muzzle”). Se introducía gracias a
una baqueta de hierro que era usada como rascador (para limpiar la pared interna del arcabuz) y
atacador (para que llegase la bala a la recámara). Las balas eran hechas, a veces, por los mismos
soldados, quienes adquirían plomo y una tenaza con la que se hacían las balas (llamadas “turquesas”.
Dosificador automático de pólvora y balas en grada de madera
Turquesa para fabricar las balas.
El soldado llevaba dos tipos de recipientes para la munición, un frasco donde se llevaban las pelotas
y un frasquillo donde se llevaba la pólvora para cebar la cazoleta. En algunos casos, se llevaban
recipientes con la bala y la cantidad exacta de pólvora, estos frasquitos en los tercios españoles eran
doce y los soldados los llamaban comúnmente “los doce apóstoles”
Para accionar el mecanismo de mecha se llevaba una cuerda formada de lino o cáñamo, rebozada
con agua y salitre, para que, cuando prendiera, diera más fuerza en la explosión. Pero esto
ocasionaba que la cuerda se malgastara pues ardía con rapidez.
Para accionar el mecanismo de pedernal, se llevaban varias piedras de pedernal que solían durar
bastante.
El alcance útil del arcabuz no superaba los 50 m y habitualmente se prefería disparar a menos de
veinticinco metros de distancia del enemigo, pero la evolución y mejoramiento del arcabuz dio más
alcance efectivo (se cree que a finales del siglo XVII, podían alcanzar un alcance de doscientos
metros).
Detallaremos la serie de movimientos necesaria para un arcabuz de mecha con cubre cazoleta.
CARGA:
1. Cebar la cazoleta con el polvorín.
2. Cerrar el cubre cazoleta
3. Soplar sobre el conjunto - cerrada la cubre cazoleta - para eliminar los
restos de pólvora que hayan caído fuera de la cazoleta, en soslayo de una ignición fortuita.
4. Llenar el arcabuz con la carga principal de pólvora. Bien usando los
frascos - o doce apóstoles con la carga dosificada - llevando la boca
del frasco a la boca del arcabuz y volcando todo su contenido, o bien
usando el frasco principal, y echando a ojo una carga de pólvora,
regulando su volcado con un pulsador que liberaba la apertura del
frasco.
5. Introducir la bala por la boca del arcabuz.
6. Sacar la baqueta del fuste, acortarla y llevarla a la boca del arcabuz.
7. Llevar la baqueta por el ánima del cañón hasta tocar la bala, y golpear dos veces sobre esta para
prensar la pólvora.
8. Sacar la baqueta e introducirla de nuevo en el fuste.
COLOCACIÓN DE LA MECHA:
9. Colocar la mecha en el serpentín, tomando la medida del trozo que se ha de engarzar, de manera
que el cabo encendido caiga justamente sobre el polvorín.
10. Avivar el cabo encendido de la cuerda para que haga buen efecto, soplando sobre él.
DISPARO:
11. Llevarse el arcabuz al hombro y apuntar.
12. Liberar la cazoleta de su tapa.
13. Pulsar el disparador.
14. Soplar la cazoleta para eliminar los restos de pólvora quemada y posibles rescoldos, quedando el
arma preparada para reiniciar el proceso.
El mosquete
Contemporáneo en la historia
con la última época del arcabuz,
el mosquete se perfiló como una
variante más pesada y potente
del anterior, tan pesada que las
versiones primitivas debieron
contar con un accesorio
especial en la forma de un
monopié terminado en una horquilla superior. En esta horquilla se apoyaba el arma para hacerla más estable en el momento del
disparo.
El mosquete nace como pieza ligera de artillería para defensa de plazas fuertes a principios del XVI.
De hecho en fecha tan temprana como en 1501 se hace referencia entre las piezas entregadas a
fortalezas del reino de Granada, un mosquete de una arroba y cuatro libras de peso [13,34kgs].
Estas piezas no obstante, no eran armas portátiles para el uso de la infantería en campo, sino
mosquetes de posta, o de muro, que aunque manejados por una sola persona, necesitaban de un
punto de apoyo - normalmente el propio muro de la fortaleza, de ahí su apellido, o un caballete - para
poder ser disparadas, en tanto su enorme peso hacía inviable que un hombre las manejara para
hacer puntería con ellas.
No fue hasta la década de 1560, cuando el mosquete - aligerado y apoyado en una horquilla de
madera - hace su salida de las fortalezas como arma portátil del infante.
El mosquete fue esencialmente un arma idéntica a su hermano pequeño el arcabuz, radicando su
diferencia en sus dimensiones [calibre, longitud, peso] prestaciones [alcance, potencia y cadencia] y
en su manejo, ya que por su peso [entorno a 7.5-8.5kgs] requería del uso de una horquilla para su
apoyo.
El calibre de un mosquete solía ser de onza y media de bala o dos onzas, aunque había piezas
portátiles de hasta dos onzas y media.
1 onza = 1/16 libra castellana = 28.75 gramos.
1 bala de plomo de 2 y ½ onza de peso tendría 22.55 mm de diámetro.
1 bala de plomo de 2 onza de peso tendría 21 mm de diámetro.
1 bala de plomo de 1 y 1/2 onza de peso tendría 19 mm de diámetro.
La longitud del cañón solía ser de entre 5 y 6 palmos [o cuartos] de vara castellana [100-120 cm] y su
peso [sólo del cañón] de entre 15 y 20 libras [5-6.5kgs].
La caja [fuste y mocho] se hacía de madera de cerezo, y las llaves fueron de mecha en la mayor parte
del periodo que tratamos, hasta que en el último cuarto del siglo XVII comenzaron a sustituirse por las
llaves de pedernal.
Pelotas
Un mosquetero debía llevar unas 25 pelotas o balas de plomo consigo - la mitad que un arcabucero -
número que constituía el que resultaría necesario para una batalla. No obstante esto, tal vez algunos
soldados llevasen menos - excusando así la carga - o consumiesen más - dependiendo de las
ocasiones - con lo que deberían recibir suministro de pelotas hechas, que se transportaban en cajas
en los carros de la artillería. Por este motivo, era muy necesario que los calibres fueran lo más
comunes posibles, para evitar el inconveniente de no tener la munición adecuada con que servir las
armas. En todo caso, nos remitimos a lo ya indicado para el arcabuz, junto con el arma se
suministraba una turquesa o molde para la fabricación de las balas, y al soldado se le entregaba el
plomo en pasta para que el mismo labrase sus pelotas.
En cuanto a lo que se refiere a la descripción de llaves, pólvora, frascos, frasquillos, balas, mechas y
demás equipamientos del mosquete, para no extendernos, nos remitimos al hilo arcabuz y nos
centraremos de aquí en adelante a destacar únicamente aquellos aspectos diferenciales de la pieza
menor.
Alcance
Martin de Eguiluz narraba de los mosquetes en 1592:
“Alcanzan mucho, y matan a cuatrocientos pasos a un caballo.”
Miguel Pérez de Ejea daba el dato que sigue en el año de 1632: [800 pies es la distancia] donde empiezan a hacer efecto las bocas de fuego, entrando dentro la
jurisdicción y puntería de los mosquetes” [800 pies = 222 metros]
Sebastián de Medrano recogía el siguiente dato en 1700:
“La primera máxima es que línea de la defensa no sea mayor que el alcance del mosquete de punto
en blanco, que es mil pies geométricos”
O sea, algo más de 220 metros para un mosquete del primer tercio del XVII, y cerca de 270 metros de
alcance de punto en blanco para un mosquete de finales de dicho siglo.
1 pie [geométrico] = 1/3 de vara castellana = 27,77mm.
Horquilla
La horquilla solía ser de 7 palmos [unos 146 cm] y su asta debía ser de
madera de espino, u otra madera fuerte, antes que madera dulce, porque
a pesar de que fuera más pesado, había de sufrir bastante peso y trabajo.
La U de la horquilla era de metal, y asimismo, la horquilla contaba con una contera de metal en su
pie, para que no se desgastara la madera en su contacto con el terreno.
A finales del siglo XVII, el mosquete se apropia definitivamente del campo de batalla. De los sistemas de cuerda y rueda de sus inicios, se pasará al sistema de chispa.
La incorporación de la bayoneta,
primero encastradas -se introducían en el cañón e impedían disparar- y luego, a mediados del siglo
XVIII, de cubo –que permiten calarla sin obstruir el cañón-, permitirán
prescindir de la infantería con picas, en favor de más mosqueteros.
Por
primera vez en la historia, los hombres en el campo de batalla no eran una
mezcla de espadachines, piqueros, mosqueteros, ballesteros, arqueros y
jabalineros: casi todos los ejércitos comenzaron a estandarizar sus fuerzas
militares dejando en la lucha frente a frente solo a los mosqueteros, por el
poder de fuego que representaban y porque, si estaban entrenados y
mantenían la organización, se podían defender también de la caballería.
Los principales fusiles de chispa
Brown Bess
De manos del armero holandés Andrew Dolep establecido en Londres, quien junto con Charing Cross
abrió una tienda de manufactura de armas, surge el legendario fusil de chispa “Brown Bess” en el
año 1690. La misma pesaba 3,2 kg., con un cañón de 96,5 cm. Y un calibre de .75. A este arma
también se la denominó “Tower”, por ser sometido a las pruebas de la Torre de Londres. Fue
adoptado por el ejército británico como un resultado de una ordenanza de 1768 que pretendía reducir
el gasto que suponía un soldado en campaña.
Este legendario fusil de infantería tuvo una participación protagónica en la expansión colonial del
imperio británico de ultramar.
Fue el modelo 1776 el utilizado en las invasiones inglesas del Río de la Plata y tuvo participación
remanente también en las guerras napoleónicas.
(Izq.) Soldado rasgando con sus dientes el envoltorio de papel que contenía a la pólvora negra
y la bala esférica. (Der.) secuencia de carga de un arma de estas características para poder
realizar un único disparo.
Así, utilizando como ejemplo la caga del legendario fusil británico “Brown Bess”, podemos apreciar
cómo cada innovación para imprimir velocidad al proceso de carga y disparo resultaba sumamente
importante y marcaba la diferencia, en ocasiones, entre ser vencedor o ser vencido en el campo de
batalla.
No vamos a enumerar la totalidad de las armas cortas y largas que proliferaron e ésta época (sobre
todo en momentos donde el creciente imperialismo, tanto francés como británico, principalmente,
generaban adelantos tecnológicos sumamente vertiginosos) sino que la cátedra va a reparar en
aquellos ejemplos que significaron –verdaderamente- un adelanto en la carrera emprendida hasta la
consecución del cartucho metálico de ignición incluida tal como lo conocemos hoy.
La aparición de las sustancias iniciadoras
Edward Charles Howard en 1800 descubre los fulminatos y sus propiedades detonantes. Fue luego el
reverendo A. J. Forsyth de Belhelvie, Aberdeenshire, Escocia, quien experimentando con estos
compuestos fabricó los primeros pistones fulminantes como un medio de iniciar una carga de pólvora
de un arma de fuego en el año 1793.
A este tipo de sistemas se los denomino
Llaves de percusion
Con ellas se inicia la transición de las llaves de percutor a las llaves de percusión a comienzos del S.
XIX. En 1788 Bertollet descubre que el clorato de K, mezclado con diversas sustancias combustibles,
podía conformar MEZCLAS DETONANTES.
El reverendo ALEXANDER J. FORSYTH se concentra en el RETARDO que implican las llaves de
chispas. El sistema de ignición y fuego que existía entonces tenía un problema para el cazador de
aves: pasaba demasiado tiempo desde que apretaba el gatillo y caía el percutor que generaba la
chispa, hasta que la pólvora ardía y por lo tanto el disparo ocurría. Con el golpe del percutor, el ave
levantaba vuelo y se salía de la línea de mira del tirador.
Forsyth crea, entonces, la Llave de Pistón o “Frasco de perfume” (por la similitud que tenía con los
recipientes de perfumes de la época). Esta llave consiste en
un pequeño recipiente que contiene fulminante en estado
semilíquido que, al ser girado sobre su eje, deposita una
pequeña cantidad frente al oído y que, al ser golpeada por el
martillo, explosiona iniciando el disparo. Utiliza las propiedades
del FULMINATO DE Hg, permitiendo efectuar 25 disparos sin
recargar el dispositivo (debe de recordarse que -aún contando
con este nuevo dispositivo- las armas seguían siendo de
avancarga, por lo que debían ser cargadas con pólvora y bala
cada vez).
Capsula de percusion
En 1814 Joshua Shaw idea un pequeño cilindro perforado y roscado en una extremidad, que se
atornilla sobre el oído y sirve de soporte a una cápsula, destinada a conducir la llamarada hasta la
carga de la recámara. La cápsula, una copita de metal blando (Cu – peltre – Fe), conteniendo en su
interior el Clorato de K, se introducía sobre la chimenea, y al explotar conducía su llama por la
chimenea y provocaba la deflagración de la pólvora negra contenida en el cañón.
Ya para 1830 los pistones fulminantes eran de uso común en armas de fuego, y lo que se hizo fue
crear un mecanismo tomando como base la llave de pedernal y eliminar la cazoleta, sustituyéndola
por una simple chimenea que aceptaba el fulminante y que comunicaba con la carga de pólvora a
través del orificio de iniciador. Tampoco era ahora necesario llenar de pólvora el orificio, ya que el
fulminante era por sí solo capaz de proyectar la detonación a la pólvora a través de este conducto
La llave de percusión es el mecanismo de las armas de fuego, mediante el cual se inicia la deflagración de la pólvora por medio de una cápsula fulminante que se inflama al golpe de un
pequeño martillo, en sustitución del pie de gato de la llave de sílex.
Muchos mosquetes fueron transformados a percusión por la vía de modificar su mecanismo original
de pedernal, manteniendo el resto del arma tal cual. Con este mecanismo se avanzaba en la rapidez
de tiro al ser más fácil poner un pistón que cargar la cazoleta con pólvora y montar la batería, se
evitaban las obstrucciones del orificio con residuos de pólvora de la cazoleta, además de dotar al
arma de una mejor protección ante las inclemencias del tiempo, ya que la lluvia hacía las armas de
pedernal inservibles luego de unos minutos de expuestas a esta.
La última guerra importante en que se usaron mayoritariamente mosquetes fue la guerra de Crimea
en 18531
.
Los de percusión fueron usados por Inglaterra y Francia, y los más antiguos de pedernal
fueron usados por las fuerzas rusas y turcas.
Lo que no cambió nunca en el mosquete fue su alcance y
precisión, similar durante los casi 300 años de su uso, y
que fijó así las tácticas de la época en las mentes de
generaciones de mandos militares.
Por ello Lord Raglan pudo darse el lujo de estudiar y
eventualmente aplicar en Crimea tácticas similares a las
desarrolladas por Federico Guillermo I de Prusia casi 150
años antes, algo impensable hoy en día.
Sin embargo en este conflicto ya estaban a la vuelta de la
esquina, hicieron su aparición y se usaron aunque en mucho menor escala, los rifles. Rifle es un
término de origen anglosajón con el que se designa genéricamente a cualquier arma larga, como
fusiles o carabinas, cuya ánima está rayada para estabilizar la bala durante el disparo.
Un buen intento de retrocarga
Ferguson
El rifle de Ferguson fue uno de los primeros sistemas de retrocargar fusiles para ser puesto en
servicio por el ejército británico. Disparaba una bala de calibre británico estándar de .615" y fue
utilizado por el ejército británico en la Guerra de la Independencia estadounidense en la batalla de
Saratoga en 1777, y posiblemente en el Cerco de Charleston en 1780.
Su potencia de fuego superior no había sido apreciada
en el momento porque era demasiado caro y tomó más
tiempo para producir – sólo se alcanzaron a producir un
centenar de unidades de éste innovador fusil en el lapso
de 6 meses, cada uno de los cuales equivalía a cuatro
veces el costo del fusil Brown Bess.
Este fue un curioso sistema de “retrocarga” con pólvora
negra ideado por el inglés Patrick FERGUSON
alrededor de los años 1770´s, inspirado en la idea inicial de Isaac de la Chaumette.
Siendo una idea demasiado adelantada para la época; consistía en un sistema de recámara abierta a la que se
accedía a través del accionamiento del arco guardamonte, que mediante un tornillo de paso cuya
inclinación de su paso permitía acceder a la misma para efectuar la carga de los elementos del
disparo por la parte posterior del tubo.
La recámara del arma está cerrada por 11 hilos de partida en un tornillo cónico. Una vuelta completa
hace descender el tornillo lo suficiente para dejar ingresar una bala redonda en la recámara que
queda expuesta, a lo que luego se agrega una ligera sobrecarga de pólvora negra, que luego se
somete a cizallamiento a la carga apropiada por el tornillo, ya que cierra la recámara.
Dado que el
arma estaba cargada desde la recámara, más que de la boca del cañón, tenía una tasa
sorprendentemente alta de fuego para su época, y en buenas manos, disparaba seis a diez disparos
por minuto.
Glosario:
Muzzleloader: Carga por la boca del arma (avancarga)
Breechloader: Carga por la parte posterior del arma (retrocarga)
La acción es una adaptación del anterior 1720 Isaac de la Chaumette, diseñada por el Mayor Patrick
Ferguson (1744-1780), quien lo rediseñó en 1770. Recibió una patente inglesa en diciembre de 1776
(número 1139) sobre los detalles del diseño.
En un contingente de 30.000 hombres equipados con Brown Bess, Ferguson tenía a 100 tiradores
con el rifle que lleva su nombre. Herido en batalla (8 disparos), su unidad se disolvió y sólo existen 2
ejemplares de sus armas hoy en día.
Para una mejor comprensión del sistema Ferguson, les dejo este vídeo
ilustrativo:
La Guerra de Secesión
Durante la Guerra de Secesión se generalizó una práctica que ya existía en los ejércitos desde la
época del pedernal. Consistía en que no se entregaban separadamente al soldado los proyectiles
sueltos y la pólvora a granel, sino que para evitar accidentes en el
fervor de la batalla se usó una forma más práctica de dotar al soldado
de su parque individual: el cartucho.
Este no era más que un envoltorio cilíndrico de papel, cerrado por
ambos extremos, que contenía por un lado la bala y por el otro la
pólvora exacta. Lo único que por razones de seguridad se entregaba
aparte e iba en un estuche separado eran los pistones.
Al momento de cargar, el soldado rompía el papel por el extremo de la pólvora usualmente con los
dientes. Luego la vertía en el cañón e introducía la bala de la forma usual aprovechando de usar el
papel como taco. Esta fue la manera como evolucionó el antiguo sistema de medidas de pólvora
hechas de tubos de madera, que los mosqueteros colgaban de sus bandoleras para evitar tener que
dosificar pólvora en medio de un combate.
Todas las armas expuestas hasta ahora eran de avancarga. Se cargaban prácticamente de la misma
manera que un arcabuz.
El rifle de retrocarga
La idea de que sería mucho más práctico cargar un arma por atrás que por adelante ya existía desde
antiguo (ej.: el caso del fusil de Ferguson).
La retrocarga era más ventajosa para los jinetes, ya que cargar un arma de avancarga montado y en
movimiento era azaroso en extremo, y la dosificación correcta de la pólvora poco menos que
imposible.
También disminuía el riesgo de dobles cargas, frecuentes en la avancarga durante el
combate. Otra ventaja era que evitaba movimientos amplios del arma y el soldado que lo expusieran
al fuego enemigo.
Hubo muchos ejemplos puntuales de como esto fue realizado previamente por armeros en toda
Europa, y llevado a cabo con diseños a veces muy ingeniosos.
Lo malo era que estos mecanismos
eran muy complicados, costosos y no entregaban tampoco una solución técnicamente satisfactoria en
cuanto a robustez y longevidad.
De aquí en adelante se utilizará en forma indistinta el término “rifle”, que es el nombre genérico del
arma que nos ocupa, y el término más especifico de “fusil”, referido a una arma larga de uso militar.
Esta distinción es propia de nuestro idioma (entre otros).
En inglés se usa el termino Rifle
exclusivamente.
El Sharps
En 1811 el Capitán John Hancock Hall y el arquitecto William Thornton patentan por primera vez en
EEUU un diseño de arma de retrocarga, basado en un mosquete con bloque basculante de
articulación trasera.
Ya para 1816 el mecanismo había evolucionado en un arma robusta, y en 1818 se puso una orden
por el ejército de EEUU para 100 rifles “de prueba” los que se desempeñaron bien.
A ello siguió una
orden por 1000 rifles. El Capitán Hall es nombrado para ello armero asistente del arsenal de Harper’s
Ferry donde se fabricaron estos rifles, y por su gestión allí es sindicado actualmente como el creador
de las partes intercambiables en las armas de fuego. Para ello diseñó y fabricó varias máquinas y herramientas que permitieron fabricar partes y piezas en forma acelerada, y de paso creando
uniformidad entre ellas.
Rifle Hall
El rifle Hall
Pese a lo novedoso del diseño de Hall y a los métodos de producción empleados y que significaron
un avance importante iniciando una tendencia sin vuelta atrás en que el proceso fabril fue
sustituyendo paulatinamente el arte armero, el Hall fue poco querido por las tropas. En primer lugar,
era más complejo al tener más partes y los soldados preferían la sencillez de sus rifles/mosquetes.
Además tenía un problema que nunca se pudo solucionar, y que fue el escape trasero de gas en el
momento del disparo. Ello por el poco ajuste de sus piezas, en especial del bloque basculante. Un
joven aprendiz de armero que trabajó en Harper’s Ferry fue Cristian Sharps. Allí conoció a fondo el
sistema Hall, y una vez trabajando por su cuenta en Cincinnati, Ohio, en 1840 se dio a la tarea de
perfeccionarlo creando finalmente el siguiente sistema: El llamado de bloque deslizante o
descendente (falling block), que está basado en la simple compuerta conocida desde muy antiguo y
utilizada principalmente en canales de regadío.
Su invención vio la luz en la forma del rifle Sharps patentado en 1848. Fue tal la genialidad de su
diseño que los principios básicos de su mecanismo fueron ampliamente copiados o se usaron como
base para otros diseños, y aún perdura en rifles de producción actual,
Sharps hizo un bloque deslizante de desplazamiento vertical que pasó
a llamarse “cierre”, el que por medio de una palanca que hacía las
veces de guardamonte bajaba y subía exponiendo el extremo trasero
del cañón. Este cierre estaba encajado en forma muy precisa en un
marco muy sólido de acero que además contenía las otras piezas del
mecanismo de disparo. El conjunto se calculó para que resistiera las
presiones del disparo muy holgadamente y fue llamado el “cajón de
mecanismos”. Tenía además la chimenea adosada a la parte superior del bloque, donde quedaba al
alcance del gato que de ahora en adelante se llamaría “martillo percutor”.
La invención de Pauly
Jean Samuel Pauly o Samuel Johannes Pauly,
fue un diseñador y fabricante de armas nacido
en Vechigen, cerca de Berna, Suiza el 13 de abril de 1766.
En 1798, a los 32 años, Pauly se convirtió en Sargento de Artillería. Luchó como miembro del
Ejército suizo, junto con los franceses, bajo el mando de André Masséna.
Durante sus campañas, en
1799, Pauly escribió un manual sobre el uso de armas de fuego.
Pauly se mudó a París en 1802, donde trabajó en el diseño de una aeronave y mantuvo contacto con
el fabricante de armas de Saint-Étienne. En 1804 diseñó un puente automático. Pauly usaba para sí
mismo el título de "Coronel Jean Samuel Pauly". Estableció un taller armero donde desarrolló un
mecanismo de disparo con fulminato de mercurio (Hg). En 1809 tomó como empleado al
alemán Johann Nikolaus von Dreyse, quien más tarde sería el inventor del famoso fusil de aguja
Dreyse.
En 1808, con la colaboración del armero francés Francois Prélat, Pauly creó el primer cartucho
autocontenido, incorporando una base de cobre con fulminato de mercurio (la mayor innovación de
Pauly), una vaina de papel y una bala de punta roma. El cartucho era cargado por la recámara y
disparado con una aguja. A partir de entonces, el arma de retrocarga de fuego central con percusión
por aguja se convertiría en la principal característica de las armas de fuego.
El arma correspondiente
también fue desarrollada por Pauly. Éste realizó una versión mejorada, la que patentó el 29 de
septiembre de 1812. El cartucho fue posteriormente mejorado por el armero francés Cassimir
Lefaucheux 1836.
Luego de la caída de París en manos de los aliados el 5 de abril de 18142
, von Dreyse abandonó
Francia y se fue a Prusia, mientras que Pauly se trasladó a Londres, donde continuó el desarrollo de
varias armas bajo el patrocinio de Durs Egg.
Llave de tubo
En 1816 Joseph Manton diseña un fino tubito de cobre que contenía el explosivo
rompedor, que se insertaba en el orificio de la ignición del arma, para que lo golpease el martillo al
caer.
Los fusiles de aguja: El Dreyse y el Chassepot
Una de las desventajas que tenía el Sharps era que requería que el pistón fuese colocado en un movimiento aparte, y ya había cerebros estudiando el problema y eventualmente ideando un sistema
que evitase esa pérdida de tiempo.
La respuesta práctica vino de Prusia,
donde el año 1841 Johann Nikolaus von
Dreyse patenta una arma y cartucho que
llevarían su nombre, y por los que
recibiría posteriormente el “von” en el
mismo al ser elevado a la nobleza en
1864.
Adoptado como el "Leichtes Perkussionsgewehr M/41" (fusil
liviano de percusión), el nombre de mimetismo con que se le
conocería en ese entonces presentaba una de las maneras
más prácticas de la idea que ya circulaba en el ambiente, de
reunir en un "paquete" el proyectil, la pólvora y el fulminante.
´
Esto se logró poniendo dentro el cartucho, entre la bala y la
carga de pólvora un “taco” que por delante se moldeaba y
procuraba apoyo a la parte de atrás del proyectil, y por el
aspecto trasero expuesto a la pólvora tenía empotrado el
fulminante. ´
Se puede apreciar entre la pólvora y el proyectil el taco con el fulminante adosado en su cara
posterior.
Por ello el arma incorporaba una larga aguja, la que en el momento del disparo perforaba el cartucho
longitudinalmente de atrás hacia adelante hasta impactar el fulminante y así iniciar la pólvora. Una de
las características que requería el fulminante era que por su posición en el taco, la aguja debía
golpearlo siguiendo un movimiento longitudinal a través de la carga de pólvora. Esto condicionó que
el cierre fuese un elemento cilíndrico en línea con el cañón, que en su interior albergaba la aguja y su
correspondiente resorte helicoidal.
El sistema Dreyse: Una característica de este era que la aguja no quedaba montada con el
movimiento de carga del cerrojo hacia atrás y adelante, debía ser montada a mano después de
puesto el cartucho y cerrada la acción. Para ello contaba el cierre en su borde trasero con una
proyección superior que permitía traccionarlo hacia atrás.
El Dreyse siempre adoleció de muchos defectos comunes a las
armas de retrocarga que usaban estos cartuchos primitivos.
Principalmente del escape parcial de gas, de tal forma que ante el
uso continuado llegaba el momento en que el cierre ya no podía
obturar completamente, lanzando prácticamente la mayor proporción
de los gases hacia la cara del tirador.
Esto hacía disminuír su ya
limitado alcance, de suyo menor que el de los mejores rifles de
avancarga contemporáneos. También al estar la aguja en el
momento del disparo expuesta a los gases calientes de la pólvora, su
corrosión era muy rápida y por ende su vida útil muy limitada. Sin embargo su gran cadencia de tiro
hacía estas desventajas tolerables en el campo de batalla.
Este nuevo arma, incorporado en una fecha tan temprana como 1848 en el ejército de Prusia cuando
en el resto del mundo recién estaban pensando en la transición del mosquete al rifle de percusión,
hizo que en muchas partes se pusieran algo nerviosos ante esta innovación.
Una de las que recibió
su cuota de plomo Dreyse fue Dinamarca en 1864, y poco después Austria en 1866. Particularmente
en la batalla de Sadowa el 3 de julio de 1866 contra esta última, la potencia de fuego del Dreyse fue
decisiva para la victoria prusiana. Estos hechos fueron particularmente notorios en Francia, donde
también se estaban comenzando a manifestar serias discrepancias con Prusia sobre la manera
correcta en que debería ser dibujado el mapa de Europa en el futuro.
Un video que ilustrará notablemente el funcionamiento y las ventajas que implicó la implementación
del fusil con sistema Dreyse por parte de las tropas prusianas podrán apreciarla en el siguiente video
que se contextualiza en la Batalla de Sadowa
Por ello fue que Francia comenzó lo que ahora llamaríamos una "carrera armamentística”. El
resultado fue el Chassepot de 1866, la repuesta francesa al Dreyse. No era más que un fusil de
aguja copia del anterior, si bien desarrollada mas de 20 años después y que incorporaba mejoras que
lo hacían muy superior a su antecesor tales como el famoso “sello de goma”, novel forma de sellar la
recámara para minimizar efectivamente el escape de gas.
Características del Chassepot, considerado la cumbre del desarrollo del fusil de aguja:
• Calibre: 11 mm.
• Longitud: 130 cm (188 cm con bayoneta)
• Longitud del caño: 79,5 cm.
• Peso: 4,6 kg.
• Velocidad inicial: 405 m/s
• Alcance efectivo: 1200-1300 m.
• Peso del proyectil: 25 g (plomo)
IMAGEN COMPARATIVA DE LOS CARTUCHOS EN AMBOS SISTEMAS (DREYSE Y CHASSEPOT)
Una vez instalada la base fabril para la fabricación de los cartuchos metálicos, llegaron a ser muy
baratos de producir. Sin embargo, para llegar a ese punto el camino fue a veces azaroso en extremo.
Si bien el cartucho metálico finalmente fue adoptado rápidamente en todos los países que se
preciaran de algo, ello trajo consigo el lamentable hecho que de la noche a la mañana había pila y
pilas de rifles de percusión obsoletos, millones si tomamos en cuenta Europa solamente. A muchos
países les quedó claro que ahora un gasto mayor en la forma de la introducción de un fusil nuevo
diseñado especialmente en torno al cartucho metálico de pólvora negra estaba absolutamente fuera
de discusión. (ver “adaptaciones”)
Por ello se dieron a la tarea de desarrollar soluciones fáciles de implementar, seguras, y por sobre
todo baratas, para transformar el rifle de avancarga de que disponían en uno de retrocarga para que
pudiese aceptar un cartucho metálico.
Adaptaciones de sistemas de chispa a sistemas de percusion;
El fusil Tabatière
El fusil Tabatière, Tabatiere o Schneider-Tabatière fue un arma de fuego de retrocarga del ejército
francés obtenida en 1867 con la modificación de fusiles y carabinas de avancarga.
A mediados del siglo XIX para
reducir sus costos de defensa
los estados con capacidad
industrial militar procuraron
transformar sus viejos fusiles
de avancarga en armas de retrocarga, especialmente tras la aplastante victoria prusiana en la guerra
austro-prusiana de 1866 que puso de manifiesto la clara superioridad de los fusiles Dreyse de cerrojo
frente a los Lorenz de avancarga.
Gran Bretaña convirtió los fusiles Enfield Modelo 1853 (Pattern 1853 Enfield), que se encontraba
entre las mejores armas de avancarga de la época, adaptándolos al sistema del
estadounidense Jacob Snider. El resultado, el Snider-Enfield, triplicó la velocidad de disparo se
convirtió en el arma principal del ejército británico hasta 1874, cuando fue sustituido por el MartiniHenry, incorporado en 1871.
Carabina Tabatière 1867
Mientras que otros estados europeos (Holanda, Dinamarca) adoptaron el sistema Snider, el Segundo
Imperio Francés intentó ahorrarse también los derechos de patente adoptando el 16 de mayo
de 1867 el sistema del armero francés G. Schneider, similar al británico.
Dado que las fábricas del estado se hallaban por completo abocadas a la producción del nuevo fusil
Chassepot de retrocarga, la modificación de los viejos fusiles y carabinas de avancarga
modelos Minié 1853T, 1854 y 1857-59 (Carabine de Chasseur) fue encargada a la industria militar
privada
Los fusiles modificados, llamados "a tabatière" debido a que la apertura de la cubierta se parecía a
una tabaquera, fueron destinados inicialmente a tropas de segunda línea en parte por su excesivo
peso y la escasa exactitud del alza pero principalmente por la diversidad de calibres de un arma a
otra lo cual generaba serios problemas con la munición, por otra parte de elevado calibre, 17,8 mm.
Con la movilización general durante la Guerra Franco-Prusiana, los Tabatière llegaron a la primera
línea del frente, donde resultaron muy impopulares. Tras la derrota francesa, miles de ellos fueron
llevados como botín de guerra al Imperio Alemán para ser vendidos a terceros países, mientras que
Francia se deshacía de los restantes como rezagos de
guerra.
Aún en 1880 ese tráfico continuaba. Ese año, el gobierno
de la Provincia de Buenos Aires (República Argentina),
directamente o por cuenta del importador porteño Juan
López, adquirió en Alemania y Francia alrededor de 5000
Tabatière con 500.000 cartuchos (unos 100 cartuchos por
fusil) que consiguieron pasar a Buenos Aires el 1 de junio
de 1880 pese al bloqueo del gobierno nacional.
El 14 de junio eran distribuidos 2000 de ellos entre los batallones de la Guardia Nacional de la
Provincia de Buenos Aires (con cien cartuchos por arma) y los del Tiro Nacional (con unos 50,
exceptuando los batallones Mitre y Sosa que recibieron sólo entre quince y veinte) y sin tiempo de
entrenamiento fueron utilizadas pocos días después, durante las sangrientas jornadas de
la Revolución de 18803
. La escasez de munición, que permitía unos pocos minutos de fuego, fue una
de las principales causas de la derrota rebelde y resultó especialmente grave para aquellos armados
con fusiles Tabatière por los problemas de calibre propios del arma.
Otros intentos:
Teat fire (1864-1869)
Teat fire significa literalmente fuego por el pezón. Un nombre políticamente poco correcto, aunque
muy gráfico para cartuchos.
Este cartucho fue patentado en 1864 por D. Williamson
Inside Pin Fire (1859)
Cartuchos que contenían una espiga oculta o no sobresaliente, que golpeaba la capsula fulminante
dentro del cartucho.
El Huevo de Schubarth”
Cup Fire (1859)
Cartuchos diseñados hacia 1859 para su uso en unas pistolas de fuego anular que se cargaban por
delante.
Tienen el fulminante dispuesto alrededor de la base cóncava del cartucho, y la bala a ras del borde de
la vaina, con el espacio relleno de grasa.
Lip Fire (1860)
Hacia 1860, el armero estadounidense Eathen Allen (de Worcester, Massachussets) construyó una
serie de armas cortas y cartuchos de un sistema peculiar, que vino en llamarse "Lipfire" (algo asi
como fuego por el labio). También se las denominó “Mule Ear” (“Oreja de mula”)
Es simplemente un cartucho de fuego semianular, pero con la pestaña abarcando sólo una pequeña
protuberancia en forma de arco que sobresale de su base, que es el alojamiento de la mezcla
fulminante.
Crispin (1865)
Sistema patentado en agosto de 1865 por Silas Crispin, de Nueva York. Es un cartucho de fuego
anular en el que la pestaña con el compuesto fulminante no está en la base sino en un punto
intermedio de la vaina. Se fabricaron para este cartucho fusiles y revólveres en varios calibres, del .31
al .50. Pero las recámaras en dos partes son complicadas de mecanizar y muy pronto desaparecieron
del mercado con el auge de los cartuchos de fuego central y los de fuego anular ordinarios.
Este tipo de cartuchos se distingue porque exteriormente no se ve el pistón, por lo que parece un
cartucho de fuego anular.
La semejanza se acrecienta por el hecho que la vaina es muy delgada y la pestaña no está labrada,
sino que es un doblez de la propia vaina.
En el centro existe un pistón "convencional" sujeto interiormente en el fondo.
A este tipo de vainas que albergaban en una especie de “Bolsillo” al fulminante para darle un buen
asiento.
El cartucho moderno
Y nace el cartucho moderno, el sistema que junta los tres
componentes, la ignición, la pólvora de propulsión y el proyectil en
un cartucho metálico. En 1846 Houllier le añade el fulminante al
cartucho fabricado en 1836 por Lefaucheux. En 1845, en París,
Nicolás Flobert inicia la producción del cartucho de percusión
anular. En Londres, en 1852, Dawn fabrica cartuchos de
percusión central.
Cartucho Flobert – 1847
En 1847 el francés Nicolas Flobert pone a punto un cartucho metálico con encendido periférico
(rimfire). Se inicia realizando una pistola para tiro de salón descripta por Alejandro Dumas en “El
Conde de Montecristo”
Sus inventos fueron de gran aceptación en europa y EUA.
Iniciándose la era de las pistolas Deringer,
los revolver S&W, las carabinas Herny y Winchester y posteriormente el famosísimo .22 LR, que
subsiste hasta nuestros días.
Flobert fue reconocido en vida con la Legión de Honor y numerosos premios en exposiciones
industriales.
Estos cartuchos al principio utilizaban la presión generada por el fulminante, no contenían pólvora y
eran utilizados para tiro de salón, su reducida potencia permite el uso en interiores.
Posteriormente se
adopta el sistema para uso militar por parte del ejército de los estados Unidos, cargándolos con
pólvora negra en grandes calibres (.50).
Fusiles de cartucho metálico monotiro
En el período que siguió a la época de las conversiones, la industria armera vio muchos cambios en
su forma de operar. Por una parte los procesos fabriles automatizados que se habían iniciado desde
la época de Hall 50 años atrás ya eran cosa habitual.
Por otra, ante la introducción de altos hornos
que hicieron abundante el suministro de acero y la disponibilidad de energía barata en la forma de
eficientes motores a vapor, se comenzó a mecanizar principalmente este duro y resistente metal para
la fabricación de rifles. Se abandonó por completo el uso de hierro y bronce que hasta ese entonces
habían sido los principales metales utilizados por la industria armera.
Los sistemas actuales:
Ignición Central
El sistema de ignición central es el único que –al aumentar la resistencia de la vaina- posibilita
también aumentar la potencia del cartucho, permitiendo además conseguir exitosamente primero la
retrocarga, luego la repetición y posteriormente, el automatismo.
Son los más frecuentes en la actualidad y están constituidos por una vaina de latón cuyo grosor
aumenta en el culote.
Dos sistemas están en uso actualmente señalados por el nombre del inventor (Berdan y Boxer.
Sistema Boxer:
Inventado en Inglaterra en 1867 por el Coronel Edward Mounier Boxer de la Royal Artillery. El yunque
forma parte de la cápsula, constituyendo una unidad, la comunicación con la pólvora se realiza por
medio de un orificio (oído) en el centro de la vaina, por el cual sale la lengua de fuego.
Sistema Berdan:
Inventado en los Estados Unidos en 1866 por el Coronel Hiram Berdan del US
Army. El yunque forma parte de la vaina y transmite el fuego de la cápsula a la pólvora a través de
dos orificios (oídos), uno cada lado del yunque.
IZQUIERDA: VAINA CON SISTEMA BERDAN / DERECHA: VAINA CON SISTEMA BOXER
¿QUE ES UN ARMA? Según la RAE (Real Academia Española), un arma es un instrumento para atacar o defenderse. Las armas se pueden clasificar segun: Su concepción: Armas propias: Segun el artículo 293 del Codigo Penal, las armas propias son aquellas que tienen por objeto el ataque o la defensa, las sustancias explosivas o corrosivas y los gases asfixiantes o corrosivos, En simples palabras se podria decir que el arma propia es aquella que fue diseñada con el fin de ser usado como arma. Armas impropias: Tambien en el artículo 293 del Codigo Penal,dce que son armas impropias, todos los instrumentos aptos para dañar, cuandose lleven en forma de infundir temor. Esto significa que, las armas impropias, son aquellos objetos, que aun no siendo diseñados para ser usados como arma, son utilizados para tal fin, como por ejemplo un bate de baseball, un hacha, un cuchillo de cocina, o una simple roca. Según el Manual de Identificación y Rastreo de Armas de Fuego (MIRAF) podem...
Composición de los cartuchos y las municiones. Un cartucho de munición está compuesto por los siguientes elementos: Casquillo: Es el contenedor que alberga los demás componentes del cartucho. Está hecho de metal, generalmente latón o acero. Se clasifican según su forma, tamaño, material y uso. A continuación, se presentan los tipos más comunes: 1. Casquillos de pistola: - Casquillo recto (9x19 Parabellum, .40 S&W) - Casquillo cónico ( .45 ACP, .38 Special) 2. Casquillos de rifle: - Casquillo bottleneck (7,62x51 NATO, .30-06 Springfield) - Casquillo recto ( .223 Remington, .308 Winchester) 3. Casquillos de escopeta: - Casquillo de cartucho (12 gauge, 20 gauge) 4. Casquillos de rifle de precisión: - Casquillo magnum ( .300 Winchester Magnum, .338 Lapua Magnum) 5. Casquillos especiales: - Casquillo subsonico (para armas silenciadas) - Casquillo trazador (con carg...
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